miércoles, 27 de enero de 2010

27 de enero 1990-2010

Lo reflexiono enmedio de la misa y me cuesta trabajo entenderlo o asimilarlo. Siento que apenas ha sido como un cerrar y abrir de ojos, pero ya han pasado veinte años. 7300 días y sigues siendo la tristeza más profunda, el recuerdo que enternece, el ejemplo que ha marcado, la ausencia que siempre pesa. Rezo por vos.

domingo, 24 de enero de 2010

Inseguridad




En la sobremesa del día de ayer el tema central de la conversación fue la inseguridad. Es de llamar la atención el giro que éstas charlas han tenido los últimos meses/años. Por ejemplo, antes, sobre sobornos y fraudes telefónicos, las referencias siempre se hacían a la amiga de una prima, al primo de un compañero de trabajo, por desgracia, ayer, todos los que estuvimos conversando, dimos testimonio detallado de cada uno de nuestros casos.
***
Un estudiante que trabaja para pagar su licenciatura se baja del transporte público. Dos jóvenes que ni estudian, ni trabajan (los Ni-Nis que no aparecen en los indicadores de la educación y de desarrollo social), totalmente intoxicados, lo interceptan, lo amenazan con un cuchillo y le roban el dinero producto de su esfuerzo y deseo de superación. ¿Y la seguridad pública? Maquillando e inventando estadísticas para justificar su inoperancia. No es sólo un asunto de monedas y billetes, ante esta impunidad, el gobierno también le está robando la esperanza a sus ciudadanos. NO LO VAMOS A PERMITIR.

Tristeza

"El conocimiento de la verdad no alivia la tristeza que sentimos al perder a un ser querido. Ni la verdad, ni la sinceridad, ni la fuerza, ni el cariño son capaces de curar esa tristeza. Lo único que puede hacerse es atravesar este dolor esperando aprender algo de él, aunque todo lo que uno haya aprendido no le sirva para nada la próxima vez que la tristeza lo visite de improviso."
Haruki Murakami
Tokio Blues Norwegian Wood


Comencé el año no cumpliendo las tareas que me han solicitado para dejar de lado ciertas anclas emocionales que me atan fuertemente al pasado. La encomienda fue simple y directa: "si tiene o siente ganas de llorar: ¡llore!". Y a pesar de que me conduzco con una sensibilidad y emotividad exacerbadas, no he podido cumplir con el cometido. Me conmueve hasta el tuétano la música, la poesía, el cine y hasta los fríos atardeceres de este invierno, pero simplemente no he podido llorar.
La semana pasada, en una conversación que parecía de lo más ocasional, mi madre me informó de la muerte del tío Vicente y ¡plum!, casi me derrumbo por completo. Tenía años sin visitarlo y sólo sabía de su estado de salud por referencias terciadas. No era precisamente la cercanía lo que marcaba nuestras relaciones familiares. Así eran cuando niño, así fueron mientras adolescente y así continuaron durante la adultez. Lo duro, lo impactante de la noticia, provino del rápido recuento que hice del panteón familiar paterno: con la muerte del Tío Vicente se cerró por completo una ronda generacional de mi familia.
El dato frío, la cabeza hecha un caos, el corazón agitado y con ganas de salirse por la boca. Reflexionaba sobre el agotamiento de esa rama del arbol genealógico y concluía que cada vez sumo más recuerdos y fantasmas a la memoria y que la muerte cada vez se acerca más a mí. Así, me sentí sumamente conmovido por la noticia y sin embargo, tampoco fluyeron las lágrimas que me permitieran realizar la tarea pendiente.
La tristeza es una asignatura que nunca puedo culminar.

miércoles, 6 de enero de 2010

Notitas musicales

Hace quince años, sin pensarlo mucho, decidí dejar de tocar la guitarra. Era consciente de que jamás llegaría a ser un virtuoso del instrumento, pero mi limitación y técnica tampoco era tan deficiente, como para no acompañar o armonizar varios momentos de mi vida. Sin más, lo dejé de hacer y lo declaré como un ciclo cerrado. El frío de la época, la emotividad de las fechas, o no sé cuál sea la razón, el asunto es que decidí recuperar mi vieja afición musical y rescaté mi guitarra, partituras y tablaturas, que había dejado abandonadas en la casa de mi madre. Reconozco que a partir de hace unos meses, he estado muy marcadamente sensible a lo musical y que hará cosa de dos semanas, observando la TV, ví y escuché una interpretación de la cantautora española Rosana, la cual me caló profundo por la letra. De igual forma, la vuelta a los siempre imprescindibles clásicos, hizo que me remontara a mis viejos archivos musicales sobre la “Nueva Trova Cubana” y reapareció fuertemente en la escena musical personal, don Silvio Rodríguez. Motivado por dos canciones, reabrí un ciclo que consideraba cosa juzgada, al mismo tiempo, que por muy personales circunstancias, se me ha urgido que cierre otros ciclos, en los cuales aun no he hecho el corte de caja y el balance correspondiente. La vida es así, volver sobre los pasos para reabrir caminos y por otra parte, avanzar más rápido, para la clausura de otros tantos.
QUE HAGO AHORA
Silvio Rodríguez

¿Dónde pongo lo hallado?
en las calles, en los libros,
los rostros en que te he buscado

¿Dónde pongo lo hallado?
en la tierra, en tu nombre
en la biblia, en el día que al fin
te he encontrado

¿que le digo a la muerte
tantas veces llamada a mi lado
que al cabo se ha vuelto mi hermana?


¿Qué hago ahora contigo?
las palomas que van a dormir a los parques
ya no hablan conmigo

¿Qué hago ahora contigo?
ahora que eres la luna, los perros,
las noches, todos los amigos
LLEGAREMOS A TIEMPO
Rosana

Si te arrancan al niño, que llevamos por dentro,
Si te quitan la teta y te cambian de cuento
No te tragues la pena, porque no estamos muertos
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo

Si te anclaran las alas, en el muelle del viento
Yo te espero un segundo en la orilla del tiempo
Llegarás cuando vayas más allá del intento
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo…

Si te abrazan las paredes desabrocha el corazón
No permitas que te anuden la respiración
No te quedes aguardando a que pinte la ocasión
Que la vida son dos trazos y un borrón

Tengo miedo que se rompa la esperanza
Que la libertad se quede sin alas
Tengo miedo que haya un día sin mañana
Tengo miedo de que el miedo, te eché un pulso y pueda más
No te rindas no te sientes a esperar

Si robaran el mapa del país de los sueños
Siempre queda el camino que te late por dentro
Si te caes te levantas, si te arrimas te espero
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo…

Mejor lento que parado, desabrocha el corazón
No permitas que te anuden la imaginación
No te quedes aguardando a que pinte la ocasión
Que la vida son dos trazos y un borrón

Tengo miedo que se rompa la esperanza
Que la libertad se quede sin alas
Tengo miedo que haya un día sin mañana
Tengo miedo de que el miedo te eché un pulso y pueda más
No te rindas no te sientes a esperar

Solo pueden contigo, si te acabas rindiendo
Si disparan por fuera y te matan por dentro
Llegarás cuando vayas, más allá del intento
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo…

Para comenzar bien el año


Al Payaso le quedaron grandes los zapatos, la sonrisa y la ilusión. El maquillaje y la esperanza se diluyeron con la lluvia de la realidad. El único rastro que queda de él, es una nariz roja que se estrella en el piso, como pelota de goma, ante la indiferencia de los demás.