viernes, 5 de julio de 2013

4 de julio



Creí que me había librado de ella, pero no pude escapar. Es la resaca de un año más. Traer a la memoria lo bueno, lo malo, lo perdido, lo no alcanzado, el camino transitado. El balance de lo que está y de lo que se fue. Discernir lo trascendente, de lo fugaz y pasajero. Por lo que permanece, saber agradecer y conservarlo adecuadamente, por lo que se fue, dejar que se acomode en el lugar a donde realmente pertenece. 365 días más y todavía mucho por aprender, esa es la lección permanente y que queda para los años que restan por abrir.