En la madrugada estira el brazo y el suave contacto de una cálida y mínima pieza de tela ¿...? le dan la energía suficiente para esbozar la primera sonrisa del día, sabe que su amad@, en otro punto de la ciudad, casi al mismo tiempo, estará también sonriendo, en la complicidad de un sueño compartido.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
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