Esta historia comenzó por el final, como todas las cosas que le habían sucedido en la vida. Todavía no terminaba por derrumbar las murallas de su timidez, cuando la que pensó que era la mujer de su vida, ya había dado la vuelta a la esquina y desaparecería para siempre. Mañana, otra vez en el incierto futuro, trataría de resolver este karma sobre su pasado. En tanto, el presente se le escapa entre calendarios que envejecen prematuramente y relojes artríticos a los que hay que darles cuerda para continuar.
Este espacio es un como un tablón de anuncios en el cual no hay remitente ni destinatarios específicos. Aquí sólo se van colgando distintas viñetas sobre la vida cotidiana. Ni todo es ficción, ni todo es testimonial, sólo en los casos explícitamente declarados. Este blog es como la vida misma, tiene parte de las dos. Ayer leía a David Toscana y decía algo así como que en la literatura nada suele ser ficticio, pues aunque la literatura no cuenta cosas que "pasaron", sí cuenta cosas que "pasan" en la vida. Igual hay referencias musicales, que poéticas, e incluso hasta deportivas. No sé si soy diverso, quizá mejor disperso. Pero todo aquello que me motiva un minuto de reflexión, un momento de goce, una buena carcajada, un buen apretón del corazón, tiene un lugar aquí.
Ya lo dijo el vate Joaquín Sabina:
Tenemos memoria, tenemos amigos, tenemos los trenes, la risa, los bares, tenemos la duda y la fe, sumo y sigo, tenemos moteles, garitos, altares.
Más de cien palabras, más de cien motivos para no cortarse de un tajo las venas, más de cien pupilas donde vernos vivos, más de cien mentiras que valen la pena.