Ya lo había dicho el abuelo:
-Las heridas que no sangran son las que más duelen en el
alma.
Hoy día, no sé si lloro porque extraño al abuelo o es mucha
la pena que siento por mí.
Como una herida que no sangra, pero que ¡ah cómo
duele!
Del libro de los días
Navegar entre mares de calma y océanos de ansiedad sin mirar puerto en dónde anclar. Lo único seguro en este muelle es que la inseguridad estará presente en la larga noche de las melancólicas travesías hacia el islote del corazón alguna vez encontrado y conquistado. Hoy, ese islote, es la tierra prometida que algún día habrán de conocer sólo los exploradores más osados.
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Con el agua hasta el cuello, el náufrago no encuentra el humor suficiente para contar el mejor chiste y reír justo antes de morir
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Harto de los mares de lamentación en los solitarios océanos, el viejo marino jubilado, ahora navega en los ríos de estupidez que inundan a las ciudades