El tiempo se ha salido de los relojes y busca acomodarse en las orillas de la habitación. Lucha descarnadamente con la luz, que también reclama ese espacio para sí. Sin más, de la nada, llega Aura y todo se detiene. Lo único que cabe aquí, justo en este momento, es el amor y la memoria. Cuando Aura desaparece, el tiempo y la luz regresan a su lugar de siempre. Todo pasó. Nada ocurrió. Sólo un aura que estuvo aquí.
jueves, 24 de mayo de 2012
miércoles, 16 de mayo de 2012
Profe Arias
Con profundo pesar me entero que el día 15 de mayo de 2012, en Tijuana, BC, falleció el profesor Osvaldo
Arias Escobedo, maestro y formador de muchas generaciones de historiadores.
El “profe Arias”, como
cariñosamente le decíamos sus alumnos, fue
el ejemplo en vida, entre la congruencia del discurso académico y la
actividad política. De origen chileno, pedagogo e historiador de formación, fue
Vice-rector de la Universidad de Chile-Chillán en el periodo presidencial de
Salvador Allende, debiendo de exiliarse de su país, una vez que Allende fue asesinado por las huestes de Augusto Pinochet.
Tras un breve paso por Francia,
sería México su siguiente hogar. Fundó y fue coordinador del Centro de Estudios
Latinoamericanos “Salvador Allende”, y más tarde, se incorporaría a la entonces
Escuela de Historia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo,
institución en la que laboraría por espacio de 25 años, impartiendo las materias
de Historia Mundial e Historia de América Latina, al mismo tiempo que, con
ayuda de sus alumnos, creaba un pequeño
acervo hemerográfico sobre historia mundial contemporánea que forma parte de
los fondos de nuestra biblioteca.
¿Cómo no recordar las disertaciones,
los cuadernos de trabajo, las guías de mapas y las lecturas de sus clases? ¿Y
qué decir de los intensivos y extensivos exámenes? Pero sobre todo, cómo no
apreciar lo equilibrado y ecuánime de sus opiniones sobre la política mundial.
Congruencia entre el decir y el actuar. Por su experiencia personal, uno
hubiera esperado un radicalismo extremo, pero no, decía que siempre había que
buscar el debate y la confrontación, para encontrar el mejor de los proyectos
para transformar el mundo que se desdibujaba ideológicamente desde entonces.
Después de haber cumplido con su
labor docente, decidió jubilarse, decía él, a tiempo, para no dar penas o decir
barbaridades y poder seguir disfrutando de sus últimos años en compañía de su
familia. La lectura de 5 ó 6 diarios nacionales, ver las noticias internacionales
por tv para seguir enterado de los temas actuales, la literatura, el futbol, un
hincha dividido entre el Colo-Colo y el Monarcas Morelia, fueron las
actividades que eligió como terapia para su retiro.
Era un hombre de mundo,
experimentado, de una gran humildad, fue
mi maestro, un ejemplo y los últimos años que radicó en Morelia, tuve la suerte de que tanto él, como la inolvidable María, me brindaran su
amistad. Esa fue mi otra escuela, donde conocí y aprendí mucho de la
vida, a través de la experiencia de ellos.
Como ya lo escribió alguien, con
su partida “este mundo se ha vuelto más triste para mí”.
Un abrazo para toda la familia
del profe Arias; igual para Gerardo y María Hiriart.
Chao, profe Osvaldo…
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