Ayer asistí a uno de los homenajes que se le rindieron al poeta michoacano José Antonio Alvarado, y debo de reconocer que el minitexto que abajo escribo, no estoy seguro si es autoría del literato mencionado, o de otro de los participantes de la mesa, o mía. Así, que no queriendo hacer un plagio flagrante, mejor deslindo mi responsabilidad, haciendo alusión de la situación en el que el texto vino a dar vueltas en mi cabeza.
¿Cuántas olas necesita el mar para olvidar tu nombre?