Por si estaban con el pendiente.
Después de sesudos análisis lingüísticos, semánticos, mitológicos, caninos y demás disciplinas relacionadas con la difícil tarea de designarle el nombre a una mascota recién llegada a casa, es que decidí hacerle una oración y petición a San Miguel de Cervantes, patrono del castellano y literatura moderna para salir de tan tremenda tarea.
- ¡Ay, Señor! ¡Está bien bonita "La Chocolata"!
Así, sin más, y después de meditarlo algunos días entendí que esa era la señal que estaba esperando. Ese es el nombre más adecuado -pensé-, por el color, aunque atigrada, más café que el tono de la Capulina, reina canina de este espacio pet friendly, y si alguna explicación perrona debía de hacer sobre este nombre apelaré a la polisemia del lenguaje y si más perro me quiero ver, diría que lo elegí en función del principio de economía del lenguaje del teorico francés André Martinet que más o menos dice que es esa “antinomia permanente que existe entre las necesidades comunicativas y expresivas del hombre y su tendencia a reducir al mínimo su actividad mental y física”
Así tenemos pues, que "La Choco" puede ser y significar:
Chocolata
Choco Krispis
Chokis
Choco Milk
Y demás variaciones lingüísticas que permita el castellano y desvaríos mentales del amigo humano de "La Choco"
Que me perdone San Miguelito de Cervantes...
Pero Choco es y Choco permanecerá...
PD En estos días los amigos han enriquecido las variantes:
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