Al Payaso le quedaron grandes los zapatos, la sonrisa y la ilusión. El maquillaje y la esperanza se diluyeron con la lluvia de la realidad. El único rastro que queda de él, es una nariz roja que se estrella en el piso, como pelota de goma, ante la indiferencia de los demás.
miércoles, 6 de enero de 2010
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