20 agosto
Historia con final inmediato
Todos sus besos fueron preludios de un adiós anticipado. Un día, cualquier día, simplemente, se fue.
12 agosto
De las despedidas
Tuvo que acceder a un “adiós” cuando sólo se había propuesto un “hasta luego”. El “nos vemos pronto” se convirtió en tan sólo un “quizás” apostillado a la conversación. Así suelen salirse de control las despedidas. Algunos piensan en la vuelta, mientras otros, ya le están poniendo candados a la puerta y a la memoria para que nunca vuelvan a regresar.
Síndrome de abstinencia verbal
Quizá siga sorprendido por el fallecimiento de Alejandro Aura, que para mi pesar, también se llevó, para allá, al otro mundo, las palabras y se puso a jugar con ellas mientras espera a sus amigos y arman de nuevo las mesas de debate de las ideas, los versos y las prosas.
DESPEDIDA
Alejandro Aura
Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta,
pedir los abrigos y marcharnos,
aquí se quedarán las cosas que trajimos al siglo
y en las que cada uno pusimos nuestra identidad;
se quedarán los demás, que cada vez son otros
y entre los cuales habrá de construirse lo que sigue,
también el hueco de nuestra imaginación se queda
para que entre todos se encarguen de llenarlo,
y nos vamos a nada limpiamente como las plantas,
como los pájaros, como todo lo que está vivo un tiempo
y luego, sin rencor, deja de estarlo.
¿Se imaginan el esplendor del cielo de los tigres,
allí donde gacelas saltan con las grupas carnosas
esperando la zarpa que cae una vez y otra y otra,
eternamente? Así es el cielo al que aspiro. Un cielo
con mis fauces y mis garras. O el cielo de las garzas
en el que el tiempo se mueve tan despacio
que el agua tiene tiempo de bañarse y retozar en el agua.
O el cielo carnal de las begonias en el que nunca se apagan
las luces iridiscentes por secretear con sus mejillas
de arrebolados maquillajes. El cielo cruel de los pastos,
esperanzador y eterno como la existencia de los dioses.
O el cielo multifacético del vino que está siempre soñando
que gargantas de núbiles doncellas se atragantan y se ríen.
Lo que queda no hubo manera de enmendarlo
por más matemáticas que le fuimos echando sin reposo,
ya estaba medio mal desde el principio de las eras
y nadie ha tenido la holgura necesaria para sentarse
a deshacer el apasionante intríngulis de la creación,
de modo que se queda como estaba, con sus millones,
billones, trillones de galaxias incomprensibles a la mano,
esperando a que alguien tenga tiempo para ver los planos
y completo el panorama lo descifre y se pueda resolver.
Nos vamos. Hago una caravana a las personas
que estoy echando ya tanto de menos, y digo adiós.
Tomado del blog de Alejandro Aura
http://www.alejandroaura.net/wordpress/
lunes, 26 de enero de 2009
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