miércoles, 23 de diciembre de 2009

El librero y yo


Muy parecido a Platero y yo, pero nada que ver. Aquí, reportando desde el frío, desde el entumecimiento de varias semanas sin nada que reportar o que alimentara a este anoréxico blog. Aquí, con un poco de tiempo y un poco de ganas de quitarse el frío de las manos, dejo estas líneas, nomás porque sí.



Por enésima ocasión, el librero mágico, cómplice de mi insomnio desde la adolescencia, cambió de ubicación nuevamente. Me tomé con calma el asunto del cambio, más no el de la colocación de los textos en sus anaqueles. Sin mucho ánimo y en base a un “criterio de orden” anterior (¡ja!), los libros fueron ocupando el espacio que se les destinaba en esta ocasión. Como casi siempre, los de Historia, los Teóricos y Filosóficos, los de Consulta Frecuente para el trabajo, permanecieron casi intactos. Pero en el “área de literatura” (doble ¡ja!) sí hubo un cambio muy notorio: poesía, cuento, narrativa breve y al final, novela, en estricto orden de género literario, tampoco es para tanto. Todo esto que se resume en unas cuantas líneas, fue acompañado de una buena dosis de estrés y de mal humor, más sin embargo, me siento satisfecho con el resultado, porque pude darme cuenta, de que tengo una lista de lecturas ya hechas y que con gusto las volvería a hacer, y tengo otra larga lista de lecturas por realizar, lo cual le dio un matiz muy interesante a este viejo librero de madera. Creo que no hay ningún best-seller por aquí, como tampoco habrá ningún incunable, no por falta de amor a los libros, sino por falta de financiamiento. Libros y librero se muestran contentos en su nueva ubicación, y yo un poco, también, a ver cuánto nos dura el gusto por el orden.

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