martes, 27 de septiembre de 2011

Un país herido


Todo aquel que tome un arma y la accione contra el prójimo no es más que otro miembro del ejército de la maldad, los bandos salen sobrando.

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Ante lo contundente de la violencia, ya ni siquiera matar el tiempo es permisible.

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Las balas perforan cuerpos, pero no las esperanzas.

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Hoy en día "amar hasta la muerte" es una metáfora altamente realizable: salir a la calle, un tiroteo cualquiera, fuego cruzado y un inocente enamorado que incrementa la nefasta contabilidad.

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Despedirse cada mañana, como si no hubiera la posibilidad de otra mañana más.

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Asusta más la indiferencia de la gente, que el propio rostro de la muerte.

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Y sin embargo...
Sigo creyendo,
me sigo esforzando,
sigo invitando.

Mañana será mejor


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