
En enero, fue el fuerte viento y el adiós. En febrero, las lluvias erosionan los sentimientos. Llegará marzo y ni el calor que anticipa el cambio de estación, podrá detener la caducidad de los días y la memoria. En abril y mayo, las hojas simplemente arderán por sí solas y las cenizas de vida que queden del calendario, ya no guardarán un solo rastro de mí.
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