martes, 23 de julio de 2024

La curvilínea

 Esta curvilínea amiga ha permanecido conmigo desde hace un poco más de 36 años. Ha pasado de todo y por todo. Algunas cicatrices en su cuerpo son testimonios de muchas aventuras y desventuras compartidas. Incluso, ha pasado por dos cirugías mayores: una de vesícula (el puente) y recientemente una operación craneana (clavijero) que la hace lucir rechinante y reluciente con su nuevo tocado dorado.

Aprovechando esta última, era momento para también cambiarle sus cuerdas vocales (de finísimo nylon), por lo que en este momento estamos justo en la etapa inicial de su rehabilitación y recuperación: ajustando y tensando, para que las notas y acordes que se encuentran escondidos entre ellas, puedan salir en armoniosos sonidos que sigan dando pie a las melodías cotidianas de la vida.
En el sofá de enfrente, dos testigos involuntarios de mis afanes en laudería y música reaccionan de manera diferente a mi trabajo. La Capu, que ya sabe la calidad de los sonidos que puedo sacarle a esta amiga y los aullidos con los que la acompaño, prosigue su siesta sin inmutarse y La Choco, con la mirada curiosa y sorprendida de lo novedoso. Espero y no se sume pronto al Club de Fans de la Indiferencia que preside Capulina.


"La Choco"

 Por si estaban con el pendiente.

Después de sesudos análisis lingüísticos, semánticos, mitológicos, caninos y demás disciplinas relacionadas con la difícil tarea de designarle el nombre a una mascota recién llegada a casa, es que decidí hacerle una oración y petición a San Miguel de Cervantes, patrono del castellano y literatura moderna para salir de tan tremenda tarea.
La salida a este lío, vino de la forma menos pensada, pero espontánea y atinada. La persona que ayuda en casa al ver a la recién llegada expresó con voz alta y alegre:
- ¡Ay, Señor! ¡Está bien bonita "La Chocolata"!
Así, sin más, y después de meditarlo algunos días entendí que esa era la señal que estaba esperando. Ese es el nombre más adecuado -pensé-, por el color, aunque atigrada, más café que el tono de la Capulina, reina canina de este espacio pet friendly, y si alguna explicación perrona debía de hacer sobre este nombre apelaré a la polisemia del lenguaje y si más perro me quiero ver, diría que lo elegí en función del principio de economía del lenguaje del teorico francés André Martinet que más o menos dice que es esa “antinomia permanente que existe entre las necesidades comunicativas y expresivas del hombre y su tendencia a reducir al mínimo su actividad mental y física”
Así tenemos pues, que "La Choco" puede ser y significar:
Chocolata
Choco Krispis
Chokis
Choco Milk
Y demás variaciones lingüísticas que permita el castellano y desvaríos mentales del amigo humano de "La Choco"
Que me perdone San Miguelito de Cervantes...
Pero Choco es y Choco permanecerá...
PD En estos días los amigos han enriquecido las variantes:
Chocoreta
Chocomaple
Chocoflan
🤷🏼‍♂️✌🏼👀🐶