miércoles, 3 de junio de 2009

Dando lata de nuevo

Entre que Michoacán entraba en una crisis política casi agónica por la detención de varios alcaldes y funcionarios presuntamente asociados con el narcotráfico, mi estómago también comenzaba un periodo severo de descomposición. Yo sólo doy cuenta de mi malestar. Que Godoy y Calderón asuman la responsabilidad por la mierda en que se ha convertido la política estatal y nacional...

Bitácora de la enfermedad

Domingo en la noche
Todo comenzó como un simple dolor de cabeza. Ante las circunstancias recientes, lo primero en lo que piensas es en una gripa (influenza para los léidos). Un comprimido para combatir el dolor, pensando en dormir bien, deseo que no se cumplió.

Lunes
Fiebre, sudor y pesadillas antes de poner un pie sobre el piso. Como sea, era la “hora de levantarse”, pero de inmediato reconozco que la fuerza física me había abandonado y el mareo fue el ritmo torpe de mis pasos. Sin deseos de comer, apenas y si apetezco un vaso de leche, con un par de galletas. El lácteo fue el catalizador: mi indisposición no era por gripe, sino por un malestar estomacal. Ante la evidencia irrefutable, acudo al médico y comenzamos a trabajar sobre la recuperación del aparato digestivo. Bk comprensiva e intuitiva está junto a mi.

Martes
Más fiebre, más sudor e igual número de pesadillas. Para un insomne, encima de que duerme poco, no puede haber mayor desgaste físico que dormir mal. Confiando en que las primeras tomas de medicamento algún efecto benéfico tendrán, me encomiendo a Hipócrates, pero nada. El analgésico se supone que trabaja por espacio de 6 horas, yo a la cuarta hora, siento los embates de la infección que no cede y que se niega a abandonar mi cuerpo. Mañana, una larga espera por ese mañana, pienso que quizá será un día mejor. Bk enfermera, se preocupa un poco más por mí.

Miércoles
Sumada a la infección, hay que impedir que la deshidratación depaupere más el maltrecho cuerpo. Litros de agua, de bebidas con electrolitos y más litros de agua. Sin embargo, la infección sigue en plena rebelión y la temperatura corporal no conoce mejor umbral que 38 grados centigrados. Nueva llamada al médico, súplica un tanto desesperada: “lo que sea, como sea, ¡pero quíteme la fiebre y el dolor por favor! Se reorganiza la administración de los medicamentos y se suman nuevas sustancias para esta lucha que está siendo hasta ese momento desigual. El analgésico se agotó, casi como los deseos de irme a acostar ¿para qué? ¡Si no voy a poder dormir! El pesimismo se convierte en mi sombra y, también hoy, me acompaña en los breves pero recurrentes paseos que emprendo entre la cama, los libros, el baño y de vuelta. El cansancio obliga a un descanso. Las pesadillas llegan casi cuando el Sol está a punto de inaugurar el nuevo día. Bk, ángel de la noche y de la mañana, enfermera del cuerpo, también se ocupa del desgaste del estado de ánimo. Ante la adversidad siempre es estimulante el humor inteligente.

Jueves
Litros y litros de hidratantes, antibiótico, pero sobre todo, una sola toma de analgésico. Parece que hoy sí la llevamos de gane. Trato de establecer un comportamiento dentro de la “normalidad”, pero el cuerpo sigue pasando factura. El desgaste ha sido fuerte y a cada esfuerzo físico emprendido, le sigue un periodo de recuperación sumamente prolongado. Si el mareo por la debilidad desaparece por la mañana, estaré en condiciones de por lo menos cumplir con la responsabilidad de las clases. Pero no, una cuartilla leída equivale a una buena jaqueca. Tratar de sostener un discurso lógico y coherente es una meta impensable para este momento. Así, que sin más remedio, sigo recuperándome en el espacio reservado de mi habitación y el estudio. Bk comprensiva y preocupada por mi “inoperancia” intelectual me acerca una novela que está leyendo y la comparte conmigo, Un grito de amor desde el centro del mundo, de Kyoichi Katayama. El texto comienza así:

“Aquella mañana me desperté llorando. Como siempre. Ni siquiera sabía si estaba triste. Junto con las lágrimas, mis emociones se habían ido deslizando hacia alguna parte…”

En mucho me identifiqué con las frase, así que, sin más, la historia de Aki y Saku Chan llenó mis horas. El cerebro, por lo menos, parecía que no se había atrofiado tanto. Creo que soy muy benévolo conmigo.

Viernes
Primera noche sin dolor, sed y pesadillas. La reserva física fue suficiente para cumplir un compromiso con la amistad, el cariño y la memoria en Uruapan. Parece que ahora sí la libré. Bk objetiva: “esto ya pasó, pero se impone necesariamente una biometría”. En cuanto la flora intestinal regrese a donde debe estar, es la única asignatura que queda pendiente de esta crisis estomacal.
A los presidentes municipales y funcionarios el cuadro se les complica, de presentados pasan a la condición de arraigados para integrarles completa la averiguación, pero eso es deshecho de otra letrina...

No hay comentarios:

Publicar un comentario