sábado, 6 de agosto de 2011

- st -

Esta historia comenzó por el final, como todas las cosas que le habían sucedido en la vida. Todavía no terminaba por derrumbar las murallas de su timidez, cuando la que pensó que era la mujer de su vida, ya había dado la vuelta a la esquina y desaparecería para siempre. Mañana, otra vez en el incierto futuro, trataría de resolver este karma sobre su pasado. En tanto, el presente se le escapa entre calendarios que envejecen prematuramente y relojes artríticos a los que hay que darles cuerda para continuar.

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