lunes, 26 de enero de 2009

Agosto de 2008

20 agosto

Historia con final inmediato

Todos sus besos fueron preludios de un adiós anticipado. Un día, cualquier día, simplemente, se fue.

12 agosto

De las despedidas

Tuvo que acceder a un “adiós” cuando sólo se había propuesto un “hasta luego”. El “nos vemos pronto” se convirtió en tan sólo un “quizás” apostillado a la conversación. Así suelen salirse de control las despedidas. Algunos piensan en la vuelta, mientras otros, ya le están poniendo candados a la puerta y a la memoria para que nunca vuelvan a regresar.

Síndrome de abstinencia verbal

Quizá siga sorprendido por el fallecimiento de Alejandro Aura, que para mi pesar, también se llevó, para allá, al otro mundo, las palabras y se puso a jugar con ellas mientras espera a sus amigos y arman de nuevo las mesas de debate de las ideas, los versos y las prosas.

DESPEDIDA
Alejandro Aura


Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta,
pedir los abrigos y marcharnos,
aquí se quedarán las cosas que trajimos al siglo
y en las que cada uno pusimos nuestra identidad;
se quedarán los demás, que cada vez son otros
y entre los cuales habrá de construirse lo que sigue,
también el hueco de nuestra imaginación se queda
para que entre todos se encarguen de llenarlo,
y nos vamos a nada limpiamente como las plantas,
como los pájaros, como todo lo que está vivo un tiempo
y luego, sin rencor, deja de estarlo.

¿Se imaginan el esplendor del cielo de los tigres,
allí donde gacelas saltan con las grupas carnosas
esperando la zarpa que cae una vez y otra y otra,
eternamente? Así es el cielo al que aspiro. Un cielo
con mis fauces y mis garras. O el cielo de las garzas
en el que el tiempo se mueve tan despacio
que el agua tiene tiempo de bañarse y retozar en el agua.
O el cielo carnal de las begonias en el que nunca se apagan
las luces iridiscentes por secretear con sus mejillas
de arrebolados maquillajes. El cielo cruel de los pastos,
esperanzador y eterno como la existencia de los dioses.
O el cielo multifacético del vino que está siempre soñando
que gargantas de núbiles doncellas se atragantan y se ríen.

Lo que queda no hubo manera de enmendarlo
por más matemáticas que le fuimos echando sin reposo,
ya estaba medio mal desde el principio de las eras
y nadie ha tenido la holgura necesaria para sentarse
a deshacer el apasionante intríngulis de la creación,
de modo que se queda como estaba, con sus millones,
billones, trillones de galaxias incomprensibles a la mano,
esperando a que alguien tenga tiempo para ver los planos
y completo el panorama lo descifre y se pueda resolver.
Nos vamos. Hago una caravana a las personas
que estoy echando ya tanto de menos, y digo adiós.

Tomado del blog de Alejandro Aura

http://www.alejandroaura.net/wordpress/

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