lunes, 26 de enero de 2009

Mayo de 2008

29 mayo

Notas apresuradas sobre un evento importante

Lunes 28 de abril. Morelia

Todo intento por salir de la ciudad y acompañar a Rebeca en el último tramo de la organización del evento es bloqueado por lo inesperado. Hoy, al mediodía, con el equipaje en la maletera del coche, mi contador me dice que debemos hacer un pago extraordinario de un asunto aún no resuelto con Hacienda. Nuevamente me quedo sin dinero y por si fuera poco, comienza a llover. El agua me pega en el ánimo y decido que mejor esperaré hasta mañana para abandonar Morelia.

Martes 29 de abril. Morelia, Celaya, Querétaro, San Luis de la Paz, San Luis Potosí

Tengo el gusto extraño de viajar de madrugada. Aparte de lo tranquilo de la carretera, me gusta el hecho de llegar a desayunar a la casa de los papás de Rebeca. Todo transcurre con normalidad hasta un poco más allá de Querétaro. Cerca de San Luis de la Paz, comienzo a sentir unos extraños mareos que me obligan a detener la marcha. Supongo, erróneamente, que me falta un poco de cafeína y me tomo el acostumbrado café matutino. La molestia disminuye un poco y alcanzo mi objetivo. En cuanto veo a Rebeca se me viene el cansancio encima y le comento de los misteriosos mareos. Acordamos en consultar al médico y amigo de la familia, el Dr. De Avila, quien me diagnostica que tengo un poco alta la presión arterial, pero que al no existir ningún otro malestar, todo parece indicar que estoy psicomatizando el estrés por la boda. La solución: “tómese unos tequilitas y relájese, que no le va a doler”. Sigue la cuenta regresiva. No sistematizo qué más ocurrió este día, seguramente concluyendo y resolviendo pendientes y detalles. Llamo a la casa de mi madre, y me entero que su salud no está del todo bien .Una razón más para mi insomnio permanente.

Miércoles 30 de abril y 1º de mayo. San Luis Potosí de día, de noche y de madrugada.

Sigo con los molestos mareos y decido aceptar la terapia propuesta por el médico, hoy por la noche me tomaré unos tragos con mis casi cuñados y con algunos otros amigos potosinos. Rebeca termina por convencerme: “Mira, es mejor que sea hoy, porque mañana es día feriado, y así sirve que tú y mis hermanos se recuperan de la parranda, ya los conozco”.Llamo nuevamente a la casa y me tranquilizan: mi madre está en condiciones de viajar y parece que la delegación michoacana está ansiosa de venirse para acá. Un poco más tranquilo por esta situación y dando muestras de mi futuro adoctrinamiento hogareño me lanzo a afrontar el reto de la “despedida potosina”. Comenzó la fiesta en un bar llamado “El olvido”, continuó el festejo llevando serenatas por media ciudad y terminamos a eso de las 9 am del día siguiente, desayunando en algún lugar de la capital potosina. El resto del día, dormir, agua mineral, aspirinas y sueño, mucho sueño. Casi para terminar el jueves,¡milagro!, los mareos han desaparecido casi por completo. Más que médico es brujo.

Jueves 1º de mayo. San Luis Potosí.

Se me pierde la exactitud, que nunca ha sido una virtud desarrollada en mí, de recordar lo que hicimos este día. Recuerdo haber ido con la dueña del Jardín y algunos pendientes más. En la noche, los primeros amigos invitados al evento, comienzan a notificar su presencia anticipada en la ciudad. Comienzo a desarrollar intranquilidad y emoción al mismo tiempo. Rebeca, tranquila, como buena operadora logística de todo este asunto, mantiene la serenidad, mientras yo la pierdo. Ya quiero que pasen los 2 últimos días y que pase lo que deba de pasar.

Viernes 2 de mayo. San Luis Potosí , Villa de Pozos, San Luis Potosí

Liquidamos los últimos pagos. No se debe nada. Todo marcha bien. Comienzan a llegar por oleadas los invitados que vienen de otras ciudades. También comienzan las sorpresas, vinieron personas que creímos que no asistirían, y faltaron a quienes teníamos en el grupo de los más seguros. Ni modo, hubiera sido lo mismo de haber realizado el evento en Morelia. Para la hora de la comida, ya hay un buen de amigos instalados en el hotel sede. Grata sorpresa: mi familia y la de Rebeca coincidimos en el mismo restaurant y compartimos la comida y la sal. Un momento realmente agradable e inolvidable. Si lo hubiéramos planeado, estoy seguro de que no se habría realizado. Después del postre, salimos rumbo al jardín, en Villa de Pozos, a llevar la logística y material que necesitaríamos al día siguiente. De regreso, a un lado del hotel, tomamos la copa con Avila, la Familia Gómez y el Amós en la “3ª caída”, no por la procesión del silencio, sino alusiva a la lucha libre. Avila y el Amós se prenden, y toman delantera en la fiesta. ¡Cabrones! Como ellos no tienen que casarse al otro día. Así, que contento, moderado y recatado, me dispongo a dormir mi última noche como soltero.

Sábado 3 de mayo.

El día llegó, pero esto, esto es otra historia...

¿Continuará...?

19 mayo

Hombre callado

Hoy, después de casi un mes de absoluto silencio, abrió la boca y dijo adiós. Salió de la casa y nadie volvió a saber de él. Cosa más clara y directa no había dicho en la vida, jamás. Hombre de pocas palabras, o más bien de una sola palabra y la cumplió.

De vuelta

De nuevo en la ciudad, quiso poner en orden al universo y comenzó por su escritorio. A punto de tirar las hojas de los últimos meses del calendario, se detuvo por completo y se sentó a reir hasta llorar. Esos 60 días eran los más locos que le habían tocado vivir. Y sin más, guardó la sonrisa en la memoria y en corazón, y siguió en su épica tarea de acomodar al mundo y a las personas. No sabía con claridad qué era lo que estaba pasando, pero por su mente rondaba la idea de que era feliz, y el sólo hecho de pensarlo, le hacía menos pesado el trabajo que había emprendido. ¡Ah! Esos locos soñadores, de los que hacen faltan muchos en este mundo desbocado.

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