martes, 29 de diciembre de 2020

Diario de la pandemia / 7


9 de mayo de 2020

Jueves 9 de abril
Todo el día estuve luchando contra la desconcentración. Antes de levantarme, me programé internamente para realizar algunas tareas, así que mentalmente dispuse que las primeras horas de la mañana las iba a emplear en elaborar una carta de postulación para una distinción académica al trabajo de investigación de un amigo, y en lugar de eso me salió un escrito con un estilo y sentido totalmente diferente al que me había planteado. Así que hecha esta carta que casi se escribió sola, la envié por medio de la aplicación WhatsApp a los familiares, amigos y personas que más me preocupan por esta situación. Este fue el mensaje que les hice llegar:

Hola, espero que estés bien.

 Como dice Fito Páez… vendrán los días de sonrisas, vinos y flores…

 Que salgamos bien de esta pandemia y que podamos sumarla a una experiencia que algo debe de enseñarnos a todos, en lo interno y en nuestra relación con el prójimo.

 Es una situación inédita, a veces incómoda, a ratos, de mucha incertidumbre, pero, bueno, no nos queda más que hacer nuestra parte… sana distancia, agua y jabón, y quedarnos en casa.

 No sé tú, pero yo pensé: «¡GUAU! Podré leer todo lo que quiero, por fin terminaré la tesis, pero la verdad… es que la concentración es una musa que no pasa por aquí…» Tomo una nota, abro un libro, lo vuelvo a cerrar, lavo los trastes, surto el bebedero para colibríes que me regalaron al inicio de esta contingencia (y no han dejado de visitarnos), riego las macetas (ya sé cuántas hay en mi casa, pero todavía me falta saber qué plantas tienen y cómo se llama cada una de ellas), hago un poco de ejercicio, juego con mi mascota, que esa sí que está más aburrida que yo, y sobre todo, he procurado estar lo más lejos posible de las redes sociales, porque ¡caray! me estaba contagiando de estados de ánimo, prejuicios, fanatismos y dogmatismos que no son míos, sólo me asomo un ratito, sobre todo por los memes, pero cuando noto mala leche en el ambiente, mejor le cierro y vuelvo a abrir el libro que había cerrado antes o, de plano abro otro, con esa indisciplina que siempre me ha caracterizado.

 Así mis días. Así los días.

 Y sin estar exento de ese prudente temor que provoca una situación como esta, me fortalezco con la convicción de que de nuevo vendrán los días de sonrisas, vinos y flores.

 Saludos y salud para ti y los tuyos.

No me propuse una reacción o una respuesta en particular. Me nació escribir el texto y enviarlo, pero no dejaron de sorprenderme el tono variopinto de las respuestas, en tiempo y en emoción, pero también, no dejé de notar la ausencia de réplicas en algunos casos. 

Horas más tarde, mirando videos por youtube doy con la repetición del programa Me Canso Ganso, que conduce Fernando Rivera Calderón, transmitido el 5 de abril por Canal 22 y veo la entrevista que le hace por videoconferencia al escritor Jorge F. Hernández, quien está confinado en su casa en Madrid, y a comentario dicho por Rivera Calderón de que el verdadero amuleto para estos tiempos es la amistad, el escritor responde algo así como esto: 

“En este tipo de tragedias te das cuenta de quiénes son tus amigos y quiénes son los que realmente están en otra dimensión y andan en otras preocupaciones, o más bien no se preocupan por uno (…) Yo creo que yo que me he mantenido en contacto con un buen grupo de amigos confirmados, pero lamento el silencio de muchísimos otros que ni se han dado cuenta por enterados de los mensajes que he mandado en la desesperación de la cuarentena”.

Siento que F. Hernández me leyó el pensamiento, que fue mera coincidencia, pura chiripa, quizá serendipia o como él lo diría: fue un evento tocado por el agua de azar. Creo que esto lo escribo y lo digo con cierto sentimiento atorado entre garganta y pecho por la hipersensibilidad que genera el contexto de estos días.

Por la tarde, finalmente redacto la carta de postulación que tenía pendiente y la envío a quien me la solicitó a las 21:30 horas y con eso siento que cumplí con el cometido del día. Las noticias insisten en un grave desencuentro entre los empresarios y el presidente. Las noticias insisten en que Gatell y el modelo centinela nos están engañando. Doy por terminado el día y bajo la cortina de mi changarro virtual. Mañana será otro día.

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