martes, 29 de diciembre de 2020

Un proyecto socialista en el norte de Sinaloa


8 de febrero de 2020

Teniendo una larga espera de más de tres horas para que un transporte me llevara al aeropuerto, decidí salir a dar un breve paseo por las calles aledañas al hotel en que estaba hospedado. Para mi fortuna, di con una librería. Una de las tres o cuatro que hay en la ciudad, me diría minutos más tarde el dueño del establecimiento de venta de libros, con quien, en breve pero animada plática, me sugirió algunos textos para que conociera un poco sobre la historia de este punto del país, Así que tomé una biografía que hizo el historiador Víctor Gutiérrez Román sobre el militar e ingeniero civil norteamericano Albert K. Owen, quien junto a otros emprendedores norteamericanos fundaron las ciudades modernas de Topolobampo y Los Mochis. Fue de tal interés y agrado el texto, que me sirvió para consumir las horas del traslado al aeropuerto, la espera en el mismo, el vuelo y justo lo terminé al momento de tocar tierra en mi punto de destino.

El doctor Joshua Kimsley Owen, médico, junto a sus hijos Alfred y Albert, participaron en la Guerra de Secesión del lado de Abraham Lincoln y el general Ulises Grant. Después del triunfo del bando antiesclavista, el médico Owen y sus dos hijos, emprendieron un largo viaje por Europa, el norte de África, el Medio Oriente y culminó en Inglaterra. Albert Owen, el más pequeño, decidió quedarse un par de meses más, pues estaba interesado en las tertulias que sobre teorías sociales se organizaban en la capital londinense. Ahí tuvo conocimiento de los proyectos del socialismo utópico de Charles Fourier y Saint-Simon y tuvo la oportunidad de asistir a una conferencia de un tal Federico Engels.

Regresó a los EE.UU. y se graduó como ingeniero civil. Se destacó como un gran explorador y diseñador de rutas ferroviarias, razón por la cual participó en el proyecto que uniría Nuevo Laredo con la capital de México. A partir de esas fechas, comenzó a gestar un proyecto de comercio ferroviario trasatlántico, que uniera las costas de Texas con las del norte de Sinaloa.

Justo ahí, encontró una bahía, Topolobampo, casi desconocida, pero muy tranquila y segura.

Ahí puso en marcha la creación de una ciudad, que tomaría varios nombres, entre ellos el de Pacific City, la cual se regiría bajo ciertos principios cooperativistas o socialistas: la tierra era de propiedad comunal, el trabajo era colectivo, el fruto de las cosechas se entregaría a los gobernantes a precio de producción, no circularía dinero, sino una especie de tarjeta de crédito, no existía propiedad privada sobre el predio en que se construía la casa, pero la construcción y los enseres sí pertenecían a las familias, la educación y la diversión eran obligación del gobierno.

Este proyecto, desarrollado principalmente entre 1886 y 1896 causó interés, a la par que detractores, en el pueblo norteamericano y los terratenientes mexicanos. Las pugnas entre gobernantes, las difíciles condiciones climáticas en que se desarrollaba este proyecto socialista, hacían que cada vez más fuera objeto de críticas y revanchas. Mientras tanto Albert Owen, seguía buscando inversores y gestionando los permisos para su proyecto unir el Atlántico (Texas) con el Pacífico (Sinaloa), había necesidades materiales que resolver.

Así, que se construyó un canal que llevaría las aguas del río El Fuerte hacia Pacific City y que además se cultivaran los productos agrícolas que esa comunidad demandaba en aumento. Benjamin Johnston, funda un ingenio azucarero y comienza el trazo de una ciudad de calles anchas y modernas. Sería este proyecto, capitalista, según el autor y el propio Owen, lo que le daría la puntilla final al proyecto de socialismo utópico de Albert Owen en Topolobampo y marcaría la fundación de un nuevo polo de desarrollo económico, como es Los Mochis, Sinaloa.

La de cosas que aprendí en una sola tarde de amena lectura…

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